La semana pasada tuve el placer de ser invitada a la Casa Blanca para una cumbre de mujeres llamada "ESTADO UNIDO DE LAS MUJERES".
Fue un honor participar en la conversación sobre el avance y la igualdad de las mujeres. Tuvimos la oportunidad de debatir sobre diversos temas, como la igualdad salarial, la licencia por maternidad y la igualdad de oportunidades para las mujeres de color. También escuché a Valerie Jarrett, asesora principal del presidente, hablar sobre su vida y carrera. Si no la conocen, búsquenla en Google. En general, me impresionó que una gran parte del personal del presidente y la primera dama estuviera compuesta a) por mujeres y b) por mujeres de color. Fue tan hermoso y refrescante. Me entristece mucho que termine su mandato, pero estoy muy agradecida de que todos los excelentes esfuerzos que iniciaron se materialicen.
Hubo demasiadas lecciones para compartir, pero una que me quedó grabada fue la de la igualdad salarial. En este país, las mujeres aún cobran menos que los hombres por ocupar los mismos puestos. Una de las conversaciones que tuvimos giró en torno a que las mujeres no suelen pedir ascensos ni aumentos. Normalmente, nos esforzamos al máximo en el trabajo y esperamos a que nuestro jefe o empleador nos ofrezca un ascenso cuando considera que lo merecemos. Sin embargo, se compartió que los hombres casi siempre piden y buscan ascensos y aumentos. Determinamos que parte del problema se debe a que, como mujeres, necesitamos conocer nuestro valor y siempre buscar oportunidades para ascender. También se compartió que muchas mujeres no negocian con un empleador cuando reciben una oferta salarial inicial. Es bueno saber que las ofertas siempre son negociables, ¡así que aspiren alto, mujeres! En el ámbito laboral, solemos ser el activo más importante de una empresa y las que peor pagamos.
Después de mi día en la Casa Blanca, me quedaban unas horas en Washington D. C. antes de volver a casa, y tuve la suerte de estar allí en plena temporada de los cerezos en flor. ¡Fue lo más increíble, hermoso, genial y asombroso que he visto jamás! Cuentan que Japón regaló los árboles a Estados Unidos como ofrenda de paz tras bombardear San Francisco. Alinean toda la ciudad y aportan muchísima belleza y felicidad. :)
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