UNA REFLEXIÓN SOBRE EL MOVIMIENTO DE LIBERACIÓN DE LA MUJER

A THOUGHT ON THE WOMENS LIBERATION MOVEMENT

Hace 150 años, a las mujeres ni siquiera se les permitía poseer propiedades en los EE. UU.

Mucho menos si pudieran votar, ejercer cargos públicos o forjar su propio destino. A lo largo del siglo XX, desde el movimiento sufragista hasta el movimiento de liberación femenina de los años 60, 70 y posteriores, tenemos muchísimo que agradecer. Sin las organizadoras y pioneras de ayer, no estaríamos donde estamos hoy. Las mujeres son dueñas de negocios, son atletas de talla mundial, pueden (a menudo) elegir entre quedarse en casa con los niños, cursar estudios de posgrado, trabajar desde casa o una combinación de las tres. Las mujeres no solo pueden votar, sino que quizá veamos a la primera presidenta estadounidense en 2016.

Sin embargo, como ocurre con casi todos los movimientos sociales, el trabajo no está completo. El techo de cristal es real, la desigualdad salarial por el mismo trabajo sigue siendo empíricamente cierta, y la mayoría de las mujeres pueden compartir una historia (o muchas) sobre acoso, discriminación y misoginia. No solo el trabajo está incompleto, sino que el movimiento dominante dejó/deja mucho que desear. Gran parte de las críticas se deben a su incapacidad para abordar la intersección de otras formas de opresión, como el racismo, la clase y la discapacidad.

El popular logo del movimiento de liberación femenina es un puño dentro del símbolo astrológico de la mujer. Este icónico puño tiene una profunda historia arraigada en movimientos sociales de todo el mundo, desde las revoluciones francesa y soviética en el extranjero hasta el Partido Pantera Negra y los movimientos obreros en suelo estadounidense. Sería de esperar que la conexión con otras luchas de liberación animara a organizadores y activistas a prestar atención a la advertencia de MLK: «Una amenaza de injusticia en cualquier lugar es una amenaza para la justicia en todas partes». Pero, afortunadamente, aún estamos a tiempo.

Ellos escribieron el último capítulo y es nuestro turno de escribir el próximo…